una puerta

No se si son casualidades es el destino o realmente hay entes pululando entre nosotros pero es muy curioso lo que me ha pasado.

descarga (3).jpg

El invierno pasado durante mis caminatas diarias pasaba delante de un pequeño cementerio que está en la cima de una colina, ahí está enterrada una chica, madre de unos críos del mismo cole que los míos a la que se la llevó un cáncer y con la que nunca tuve demasiada relación a pesar de que nos caíamos bien mutuamente.

Cada día desde que asomaba el cementerio en el horizonte hasta que lo perdía de vista le hablaba, al principio solo le preguntaba que qué tal estaba y le contaba alguna novedad del cole de la prensa del corazón o de mi vida, lo hacía en voz alta sin importarme que los jubiletas sentados en un banco dándose su baño de sol se diesen codazos entre ellos avisándose de la llegada de  «la pelirroja loca», conforme fueron pasando los meses fui cogiendo más confianza con ella y hasta algún día me paraba en la puerta del cementerio si lo que le tenía que contar era un poco más largo.

Un día de esos en los que la desesperación por no encontrar trabajo se había apoderado de mi le pedí ayuda pero no sólo para encontrar un puesto laboral sino para cambiar la vida que tan poco me gustaba, le dije que me hacía cargo que bastante trabajo tenía ocupándose de la vida de sus hijos, su marido y toda su familia como para que aparecieses yo, una persona totalmente ajena en vida a pedirle un favor ya muerta.

Para mi sorpresa días después, gracias a un juego de carambolas casi imposible, entre en el images (3).jpgproceso de selección para un puesto en una empresa,  seguía pasando por su puerta a diario para informarle de cualquier novedad o chascarrillo y mantenerle informada de los avances laborales y de los cambios vitales que estaban sucediendo, el día que recibí la llamada diciéndome que el trabajo era mío me fui y estuve un buen rato dándole las gracias.

Hace mucho que no voy pero me sigo acordando de ella todos los días y siempre me quedará la duda de si fue una casualidad o no el caso es que me quedo más tranquila si le llevo un ramo de flores enorme para adornar la puerta de su nueva casa.

10 comentarios en “una puerta

  1. Ahora resulta que además de volver a casa con los zapatos sobre el hombro también hablas en voz alta, oye, que no pasa nada, que yo también lo hago, pero en mi casa, no por la calle. Me encantaría conocerte «in person» me caes bien pelirroja loca 😉

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario